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En este nuevo poemario de la autora palmera, la soledad se establece...
Mis ojos buscan eso que nos hace sacarnos los zapatos para ver si hay...
Amé en mi juventud a varios poetas. Aunque no reniego de ellos, a la mayoría los he ido abandonando según los cambios de los años y, sobre todo, de mis gustos [...] El caso de Quevedo es muy distinto.
«Hay melodías y precisan ritmos música por las ramas, las raíces, los cantos. Otoño. No borra el viento el canto. Hay melodías.»
«Cuando estaba en mi casa estaba prisionero en mi casa, sollozando, inventando paisajes. Ahora estoy prisionero en los paisajes que he inventado, contemplando la casa cerrada para siempre.»
«He esperado hasta el alba. Como el niño que va a dormir junto a su madre, ardido en fiebre, une su rostro al rostro que aún puede nutrirlo, y respira el aire que otro cuerpo respira para él.»
«Árbol extraño el mundo, cuyas ramas no se distinguen de sus raíces.»
«Vi, en el sueño, laderas alumbradas,casas claras, asfaltos luminosos.Y era de noche. Fúlgido,el Sol brillaba en plena oscuridad.»
«Como palabras sobre la página del cielo, estas islas surgieron del mar: la irrupción, la brasa, la alianza de la llama y el agua reverberando sobre el horizonte atlántico de las horas...»
«Una pared invisible me separa de quien fui. Tiene que haber por ahí una puerta. Lo imposible»
Melchor López (Tenerife-1965). Integró el grupo Paradiso, congregado en torno a la publicación cultural del mismo nombre y la antología de poetas jóvenes tinerfeños elaborada por Andrés Sánchez Robayna en 1994.
«Enfrente estaba la vereda recta, la que me llevaría hasta la zara, en un bordear de barranquillos repletos de nopales, cañas y zarzamoras.»